Maniobra final de ROSETTA

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Maniobra final de ROSETTA

Durante décadas, España ha estado situada en el centro mismo de la exploración espacial y ha contribuido a desarrollar la tecnología que permite a la Humanidad enviar sondas a planetas, lunas y cometas, tanto en las inmediaciones del Sol como a millones de kilómetros de distancia, permitiéndonos aprender más sobre el Universo que habitamos y ayudándonos a hacer de él nuestro verdadero hogar.

La misión Rosetta de la ESA lanzada en 2004 acaba de darnos una última alegría. Será recordada en la historia no sólo por lograr la proeza de depositar, por primera vez un módulo de aterrizaje sobre un cometa tras doce años de travesía espacial, sino también por finalizar su viaje con un impacto controlado sobre el cometa que lleva estudiando más de dos años.

Rosetta recorrió en una década 6.000 millones de kilómetros hasta llegar al cometa 67P/Churyummov-Gerasimenko, un objeto de apenas cuatro kilómetros de longitud que viaja por el espacio a 135.000 kilómetros por hora. El 12 de noviembre de 2014, la nave soltó su sonda de descenso Philae, que consiguió aterrizar en el cometa. El proyecto que logró llegar a un encuentro con un cometa, en un punto del infinito espacio y a una velocidad exacta, después de un viaje de millones de kilómetros, pasando por varias asistencias gravitatorias y con una tecnología caduca es, como poco, digno de asombro. En su viaje la sonda ha sobrevolado tres veces la Tierra, y una vez Marte y se ha encontrado con dos asteroides, Steins y Lutetia.

La confirmación del final de la misión llegó al centro de control de la ESA en Darmstadt, Alemania, con la pérdida de la señal de Rosetta tras el impacto. La nave llevó a cabo su maniobra final iniciando su trayecto para colisionar sobre el cometa desde una altitud de 19 kilómetros. El descenso brindó a Rosetta la oportunidad de estudiar el entorno de gas, polvo y plasma más cercano a la superficie del cometa, así como de capturar imágenes de muy alta resolución. La información recogida durante el descenso a esta fascinante región se transmitió a la Tierra antes del impacto, dado que la comunicación con la nave ya no es posible.