REPORTAJE - El Espacio busca talento en las aulas

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REPORTAJE - El Espacio busca talento en las aulas
Estudiantes de la Universidad de Vigo e INTA trabajan en un cubesat. Crédito: ESA

¿Contaremos en el futuro con suficientes ingenieros y científicos?

El porcentaje de jóvenes que optan por estudios relacionados con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas desciende año a año. El crecimiento económico y el futuro del sector aeroespacial dependen en buena parte de este talento. Gobiernos, educadores, investigadores e industria buscan fórmulas para despertar el interés de los alumnos por las ciencias. En esta misión el espacio puede aportar toda la capacidad de inspiración que le distingue.

Parece paradójico, pero pese a las altas tasas de desempleo que registran muchos países de la Unión Europea, faltan profesionales preparados en ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), según el informe Encouraging STEM Studies presentado al Parlamento Europeo.

Este mismo estudio apunta que en los próximos años se retirará un importante número de profesionales en estas áreas y se calcula que de aquí a 2025 se necesitarán cubrir unos siete millones de puestos.

Por su parte, el Centro Europeo de Desarrollo de Formación Profesional (CEDEFOP) señala que la demanda de perfiles STEM fue en 2013 un 12% mayor que en 2000. Sin embargo, el porcentaje de jóvenes que escoge estos estudios continúa cayendo y las mujeres siguen teniendo una baja presencia. La situación podría llegar a limitar el crecimiento de la UE, señalan desde este organismo.

En España, en la última década, la población de jóvenes en edad universitaria (18 a 24 años) ha descendido un 16,4%.

Hay menos universitarios debido al envejecimiento de la sociedad, pero además el porcentaje de estudiantes que escogen especialidades STEM también cae. De hecho, el Ministerio de Educación califica de “significativa” la reducción que se está produciendo en la rama de Ciencias, en la que en el curso 2013-2014 solo se matricularon el 5,8% del total de estudiantes. Esta especialidad ha perdido además un 25% de su alumnado en la última década. “Es la rama más activa en términos de investigación y desarrollo y sin embargo cada vez atrae menos vocaciones” se afirma en el Informe Anual del Sistema Universitario que publica el Ministerio. Lo mismo ocurre en la rama de Ingeniería y Arquitectura, en la que en ese mismo curso se matricularon el 21% de los universitarios, pero que en solo diez años ha perdido igualmente casi una cuarta parte de sus alumnos.

Distribución de los estudiantes matriculados en Grado y 1er y 2o  ciclo por rama de enseñanza. Cursos 2003-2004 y 2013-2014.

En China la proporción de jóvenes que escoge carreras STEM alcanza el 40%

Pero si en Europa, EE UU o Japón faltan vocaciones, en China por ejemplo el reparto está mucho más equilibrado y un 40% de los graduados salen de la universidad con una licenciatura científico-técnica bajo el brazo. Ocurre lo mismo en países como India, Corea del Sur o Brasil en donde la proporción de estudiantes que se matriculan en ‘facultades STEM’ es muy superior a la de Europa. De hecho, el informe No shortage of talent de la consultora Accenture vaticina que serán estos países los que cubran la demanda en nuestro continente.

Porque la realidad es que para cumplir el objetivo de convertir la UE en una sociedad del conocimiento y poder mantener el liderazgo en sectores estratégicos, como el aeroespacial, se necesitará disponer de profesionales con este tipo de preparación. También el objetivo que fijó recientemente el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de elevar hasta el 20% el peso de la industria en la economía europea en 2020, desde el 16% actual, exigirá disponer de un buen número de profesionales STEM.

Factores de la ecuación

¿Pero por qué los jóvenes no quieren ser científicos o ingenieros? Son varias las razones que manejan estudios como el mencionado Encouraging STEM Studies o el elaborado por la Obra Social La Caixa, FECYT y Everis. ¿Cómo podemos estimular una mente científica?

Por una parte, se ha detectado que el interés por este tipo de carreras desciende en los países más avanzados, mientras que los jóvenes que viven en economías emergentes demuestran una mayor motivación.

Por otro lado, el conocimiento o capital científico de familia y amigos también influirá. Además el niño necesita conocer el trabajo que desarrollan estos profesionales, identificarse con ellos y tener suficiente confianza en sus propias habilidades en este tipo de materias.

Asimismo se señalan motivos económicos, ya que pese a la falta de trabajadores STEM, los salarios no han crecido y ser ingeniero o científico no es necesariamente el mejor camino para llegar a los cargos de más responsabilidad en la empresa.

En cuanto a la falta de mujeres en estas carreras, la familia juega un papel decisivo a la hora de determinar los roles que asumen los hijos, mientras que profesores y compañeros se encargan de reforzarlos.

Ya en el ámbito educativo, se presta atención a la forma en que se enseña. En la era Google, razonan, ya no se trata de memorizar información sino de saber qué hacer con ella.

Por eso se apuesta por una enseñanza basada en la investigación, en el trabajo sobre proyectos y en la resolución de problemas. Esta es la fórmula con la que se quiere preparar a los profesionales del futuro, un método que además logra motivar a alumnos y profesores. Para implantarlo se insiste en la necesidad de formar mejor al profesorado y atraer a los mejores profesionales.

Una revolución silenciosa

En Europa se ha tomado nota de los motivos que se encuentran detrás de esta falta de vocaciones STEM y se ha apostado por articular políticas orientadas a mejorar los métodos de enseñanza y el diseño curricular, la formación del profesorado y guiar a los jóvenes hacia este tipo de profesiones, ámbito éste en el que la industria juega un papel importante.

A través del 7º Programa Marco y Horizonte 2020 la Comisión Europea ha financiado todo un aluvión de iniciativas de I+D dirigidas a avanzar, por ejemplo, hacia una educación en las aulas basada en la observación y análisis (proyectos INQUIRE, SPICE o Primas) o mejorar la preparación del profesorado (proyecto STELLA o Science Teaching in a Lifelong Learning Approach).

El número de proyectos que se han ido poniendo en marcha es tan elevado y variado que en 2010 se creó Scientix, una comunidad europea para la educación científica que permite estar al día sobre qué se está haciendo y compartir conocimiento a través de su web. En España la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), organismo dependiente del Ministerio de Economía, actúa como punto de contacto dentro de este proyecto, que coordinan ministerios de una treintena de países.

En último término, todas estas iniciativas están impulsando una revolución silenciosa y están sentando las bases de la educación que viene. “Todos los países de la OCDE viven una crisis educativa, en todos se constata que el modelo actual está agotado, y en todos hay iniciativas que intentan moverse a un modelo distinto” asegura Xavier Aragay, director general de la Fundación Jesuitas Educación (FJE) de Cataluña en declaraciones a El Periódico.

Y no son solo palabras, la institución que dirige Aragay ha comenzado este curso a implantar en sus colegios de Cataluña un nuevo modelo de enseñanza que elimina asignaturas, exámenes y horarios y transforma las aulas en espacios de trabajo.

“Todos los países de la OCDE viven una crisis educativa y en todos hay iniciativas que intentan moverse a un modelo distinto” Xavier Aragay

Países orientales, los primeros de la clase

Los resultados del último informe PISA 2012 pusieron de relieve que la evolución de los alumnos españoles de 15 años en matemáticas y lectura lleva años estancada y se sitúa ligeramente por debajo de la media de los países OCDE, los más desarrollados.

Países orientales, los primeros de la clase

Por género, los chicos sacan mejor puntuación en matemáticas y ciencias, mientras que ellas demostraron una mejor comprensión lectora. La alta tasa de repetidores en las aulas, la inmigración, el nivel de formación de los padres, la implicación y formación de los propios docentes y la autonomía de los centros son algunas de las razones que se encuentran detrás de estos resultados.

Por países, los primeros puestos del informe PISA están copados por un grupo de países asiáticos formado por China, Singapur, Corea del Sur y Japón, mientras que en Occidente, Liechtenstein, Suiza, Países Bajos, Estonia y Finlandia aparecen como los más aventajados.

Ahondando en las razones de la falta de interés por las materias STEM en las economías más maduras, el informe PISA y otros estudios globales como ROSE o TIMSS señalan que los estudiantes de estos países con edades comprendidas entre los 13 y 15 no atribuyen a estas asignaturas un alto valor y no creen que tengan relevancia para sus carreras.

Todo lo contrario ocurre en los países en desarrollo, donde los niños consideran que este tipo de formación es el camino para mejorar su nivel de vida. Tienen además una mejor imagen de los científicos y están más motivados para aprender este tipo de asignaturas.

Estas opiniones son especialmente importantes si se tiene en cuenta que algunos estudios apuntan que un tercio de los estudiantes deciden a edades tan tempranas como los 12 años si se decantarán por materias STEM o no

Ganar protagonismo

Pero para dar la vuelta a la situación no solo se necesita mejorar la educación, también hay que guiar a los alumnos y facilitarles elementos que les ayuden a decidir si optarán por una formación científico-técnica o no. Esta decisión comienza a tomarse a una edad muy temprana y se cierra a los 14 años.

Para actuar en esta fase, centros de investigación, empresas y centros educativos han multiplicado las actividades de divulgación que llevan a cabo, especialmente desde que en 2000 saltasen las primeras alarmas ante la progresiva pérdida de vocaciones.

La Noche Europea de los Investigadores es un ejemplo de este tipo de acciones. Se trata de un evento que se celebra cada año en unas 350 ciudades europeas y que trata de acercar la ciencia a la sociedad.

En España la última edición tuvo lugar el pasado 25 de septiembre y en ella participaron 11 comunidades autónomas. Una veintena de entidades mostraron de forma lúdica su trabajo a través de experimentos, talleres, demostraciones, experiencias, rutas, representaciones teatrales o monólogos.

Algunas de las actividades propuestas estuvieron relacionadas con el espacio y la astronomía. Así por ejemplo, los geólogos del Museo Geominero (Instituto Geológico y Minero de España) de Madrid se presentaron ante el público más joven como detectives en busca de las claves para desentrañar la historia de nuestro planeta. Una historia que reconstruyeron a partir de la información que les proporcionaron meteoritos y fósiles que los niños pudieron ver y tocar.

Como parte de este mismo evento europeo de divulgación, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) ofreció actividades tan atractivas como la que acercó al público la figura de Emilio Herrera, un ingeniero, aviador y científico español que trabajó en la indumentaria y sistemas de respiración más adecuados para utilizarse en la navegación aérea y que en 1935 llegó a diseñar el que sería el primer traje espacial.

El Instituto ofreció otros talleres, como Descubriendo nuevos planetas: ¿Conoces tu planeta y el Sistema Solar? ¿Sabes qué misiones están activas por el espacio?, en el que niños de 5 a 7 y de 8 a 12 años aprendieron todo lo relacionado con la exploración del espacio.

Pero más allá de este evento anual, existen otras acciones que despliegan todo tipo de estrategias para acercar la ciencia a los estudiantes y despertar el interés por las materias habitualmente consideradas más duras.

DESPERTAD AL DIPLODOCUS

El actual ministro de Educación Íñigo Méndez de Vigo encomendó al filósofo José Antonio Marina la elaboración del borrador del Libro Blanco de la Función Docente No Universitaria, cuyo contenido entró en el debate de las pasadas elecciones generales del 20 de diciembre.

De forma paralela, Marina ha publicado el libro Despertad al diplodocus. Una conspiración educativa para transformar la escuela y todo lo demás, en el que adelanta algunas de las recetas que propone para mejorar la educación.

En sus páginas, este autor defiende la revisión profunda del papel del profesor en las aulas cuya figura está, en este momento, desprestigiada y aislada. Para lograrlo, es preciso, explica, seleccionar a los profesionales más brillantes para que ejerzan esta profesión e implantar una prueba similar al MIR sanitario para el mundo de la educación. También apuesta por la actualización de la formación de los aspirantes a profesores y por la formación continua.

DESPERTAD AL DIPLODOCUS

Pero lo que ha levantado más polémica ha sido la propuesta que hace de incentivar económicamente a los profesores que mejor desempeñen su labor y ofrecerles posibilidades de promoción y de desarrollo de su carrera, todo ello ligado a una evaluación previa de su trabajo y del centro en el que desarrolla su labor.

Incrementar el intercambio de experiencias entre profesores y facilitar la colaboración entre el mundo educativo y la empresa para que la formación de los alumnos se ajuste más a lo que el mundo real demanda son otras de las propuestas que Marina pone sobre la mesa.

Un mensaje, distintas estrategias

La Universidad de Alicante por ejemplo puso en marcha hace diez años su proyecto El Pati de la ciencia a través del que habla de ciencia a los jóvenes de entre 6 y 16 años que participan en su Escuela de verano o que simplemente se interesan por estos temas.

Se trata de una iniciativa en la que reconocidos divulgadores llevan a cabo espectáculos científicos de física, química y matemáticas que estimulan la curiosidad de los alumnos. La matemagia de la ciencia, Química por un tubo o física recreativa son algunas de las funciones ofrecidas en años anteriores.

La Universidad Politécnica de Madrid también diseña actividades similares. El pasado mes de septiembre organizó la feria Aprendices de Ingeniero en la que presentó 70 actividades pensadas para que los alumnos se pusiesen en la piel de un ingeniero y realizasen experimentos y actividades prácticas relacionadas con las especialidades que imparten.

Esta feria es solo una de las actividades que la UPM, junto con la Real Academia de Ingeniería (RAI) y con el apoyo de distintas empresas, ha puesto en marcha como parte de su proyecto Fomento de vocaciones tecnológicas. El plan incluye toda una batería de acciones: ha creado una plataforma de comunicación permanente con los centros de enseñanzas medias de la Comunidad de Madrid; participa en el Programa 4º ESO Empresa; lleva a cabo Jornadas de divulgación de los estudios de la UPM; organiza Campamentos tecnológicos de verano; y ofrece toda un serie de actividades a institutos dentro del proyecto UPM: para los jóvenes.

La decisión sobre si se optará por una formación STEM se toma a una edad muy temprana

En la última edición del concurso, uno de los finalistas fue capaz de explicar a ritmo de Shakira cómo la sonda Hershel ha ayudado a encontrar agua en el espacio y otra de las concursantes, también finalista, asumió la difícil tarea de explicar entre gag y gag qué es y cómo se descubrió la antimateria.

Por su parte, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y el British Council se han atrevido con una fórmula mucho más arriesgada y sorprendente como es la del monólogo. Y han lanzado el concurso FameLab con el que animan a científicos, ingenieros y matemáticos a afilar sus habilidades comunicativas para que ellos mismos den a conocer su trabajo a la sociedad de una forma divertida.

Aunque ciencia y humor parezcan áreas difíciles de conciliar, la fórmula ha tenido éxito y FameLab va por su tercera edición en España y han logrado llenar teatros en Madrid y Barcelona.

FameLab se organiza en 20 países. Más de 5.000 científicos han explicado su trabajo a través de monólogos y humor

Se trata además de un concurso que se organiza en 20 países y por el que han pasado más de 5.000 científicos.

Actividades de la UPM durante la Noche Europea de los Investigadores. Crédito: UPM

Quizá no tan sorprendente, pero igual de innovador es el programa Investiga I+D+i de la Fundación San Patricio. Dirigido a alumnos de 4º de Educación Secundaria Obligatoria busca influir directamente sobre jóvenes que están a punto de decidir qué estudiarán en Bachillerato, planteándoles una competición en la que analizan uno de los temas científicos que la fundación propone.

En sus diferentes fases, los estudiantes interactuarán con expertos que provienen de organismos y centros de investigación de referencia, a quienes conocerán y con los que conversarán. También llegan a colaborar en un centro investigador en Madrid durante una semana y los mejor clasificados realizan un viaje para conocer centros de investigación y universidades europeas de prestigio. Por este programa han pasado ya más de 4.500 estudiantes.

Pero si de lo que hablamos es de divulgación científica, es obligado mencionar el papel que juega la red de museos científicos con la que cuenta España. Estas entidades han sabido reinventarse y pasar del “mirar y no tocar” a una filosofía mucho más interactiva, en la que se anima al visitante a ver, tocar, experimentar y aprender.

Con más de una veintena de museos repartidos por toda la geografía, uno de los que más atención despiertan es el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia, que cuenta con una Academia del Espacio, una exposición interactiva sobre la gravedad cero y expone piezas tan llamativas como uno de los paneles solares del telescopio espacial Hubble, así como réplicas de los cohetes de la ESA.

El CosmoCaixa de Barcelona es otro centro de referencia que está logrando un importante éxito: en 2014 registró 730.000 visitas y 178.000 alumnos participaron en alguna de sus actividades.

La Casa de las Ciencias de A Coruña y el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de España (MUNCYT) en Alcobendas (Madrid) son otros dos destacados centros.

Espacio para la Inspiración

Cuando en 1969 Armstrong puso el pie en la Luna, aquí en la Tierra toda una generación de niños se encontraba pegada al televisor. Años después muchos científicos e ingenieros confiesan que aquel momento les influyó decisivamente y les empujó a escoger su profesión.

El espacio, la exploración espacial y la conquista de la última frontera tienen una capacidad única para inspirar y estimular a los más jóvenes. En ESA conocen bien este potencial y por ello las actividades de educación forman parte de su programa obligatorio, dentro del acta fundacional de la Agencia.

El apoyo a la creación de nuevas vocaciones de ingenieros y científicos es una parte esencial del programa espacial europeo, así como el apoyo a los estudiantes universitarios y de doctorado en disciplinas propias del sector. Para su implementación, ESA cuenta con una oficina de educación que ofrece programas educativos para edades entre los 8 y los 28 años, cubriendo la educación primaria, secundaria, universitaria y los estudios de doctorado. Para los más pequeños, ESA KIDS ofrece noticias sobre actualidad espacial, en múltiples lenguas y adaptadas al público infantil.

La Agencia también da mucha importancia a la formación de profesores. Para respaldarla pone a su disposición a través de internet una gran variedad de material educativo sobre diferentes temas y tecnologías espaciales, que los profesores pueden utilizar y adaptar a sus programas.

También ha puesto en marcha oficinas ESERO en varios países que hacen de interfaz entre la oficina de educación de la ESA y los sistemas educativos del país, con el objetivo de ayudar a introducir el espacio en los currículos de primaria y secundaria. Existen además varios concursos educativos, con la participación de astronautas y personal científico de la ESA, y colaboraciones con museos y centros de educación de muchos países.

En el ámbito universitario la ESA ha puesto en marcha múltiples iniciativas como la participación en el desarrollo de Cubesats; la realización de un satélite universitario completo y múltiples opciones para experimentación en microgravedad, como los vuelos parabólicos, las torres de caída, los cohetes Rexus o el programa de globos estratosféricos Bexus. La ESA financia además la participación de estudiantes en conferencias y cursos de formación en tecnologías espaciales.

Para estudiantes de secundaria, una de las iniciativas más conocidas de ESA, que lleva a cabo en colaboración con NASA, es el reto Zero Robotics-Spheres. Este desafío plantea a los estudiantes de entre 14 y 18 años una competición en la que, trabajando por equipos, programan unos robots denominados Spheres. Los aparatos deben resolver una serie de pruebas en el interior de la Estación Espacial Internacional. Para poder moverse en gravedad cero, los robots disponen de varias válvulas que liberan aire comprimido para propulsarse. En las últimas ediciones entre los finalistas ha habido colegios españoles.

UNA UNIVERSIDAD DEL ESPACIO

El sector espacial ofrece una carrera profesional en la que se trabaja en el desarrollo de las tecnologías más avanzadas y se amplían los límites del conocimiento científico. Esto exige disponer del conocimiento de profesionales de muy distintas áreas de especialización, desde matemáticos, físicos o las diferentes ingenierías hasta informáticos, biólogos o médicos, entre otros.

En España existen numerosos programas de formación superior para especializarse y trabajar en este sector. Son muchas las universidades que cuentan con departamentos específicos, que colaboran en los proyectos más emblemáticos de distintas agencias espaciales y con la industria, lo que hace que cuenten con equipos de investigadores de primer nivel.

Pero mientras las universidades cuentan con excelentes departamentos especializados, la Universidad Internacional Espacial (ISU) es uno de los pocos centros que existen en el mundo que dedica su actividad exclusivamente al espacio y que está pensada para cubrir las necesidades de postgraduados, profesionales del sector o personas que aspiren a trabajar en él.

Con una orientación interdisciplinar este centro con sede en Estrasburgo aborda todos los aspectos relacionados con el Espacio y prepara a grupos de alumnos de distintas nacionalidades. Biología, medicina, gestión empresarial, política y legislación e incluso filosofía y arte son parte del programa que ofrece.

El astronauta Buzz Aldrin, rector de la Universidad Internacional del Espacio. Crédito: ISU

La Universidad imparte distintos másteres y ofrece cursos de verano de dos meses. También ofrece conferencias y programas cortos de uno o dos días. Los cursos anuales de máster se dividen en cinco módulos que pueden completarse en un periodo de hasta siete años.

La Universidad Espacial Internacional fue creada en 1995 por Peter H. Diamandis, Todd B. Hawley, y Robert D. Richards. Actualmente el rector de ISU es el astronauta Buzz Aldrin, que ocupa el cargo que antes ostentó el ex director general de ESA, Jean-Jacques Dordain, y anteriormente el conocido autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke.

La divulgación a examen

Pero ante todas estas actividades, muchas de las cuales pueden parecer que solo cumplen el objetivo de entretener o que dan un tratamiento de la ciencia y la tecnología alejado de la realidad, cabe hacerse la pregunta de si son realmente efectivas.

El estudio ¿Cómo podemos fomentar una mente científica? ha analizado la influencia que tuvieron dos actividades –un taller de experimentación y una conferencia coloquio con un científico– sobre 2.500 estudiantes de ESO que estaban a punto decidir si iban a escoger un futuro formativo STEM o no.

El resultado fue que el interés de los alumnos que participaron aumentó un 5,6% respecto a los que no, observando mayor impacto sobre chicos que sobre chicas e incrementándose especialmente el interés en alumnos procedentes de entornos socioeconómicos más desfavorecidos (+9,5%) y en aquellos con menor rendimiento académico o indecisos (+12,78%).

Los robots Spheres programados por estudiantes ‘vuelan’ en la Estación Espacial Internacional. Crédito: ESA

Los datos indican por tanto que este tipo de acciones tienen un efecto positivo, aunque la labor de reconciliar a los jóvenes con las ciencias y las matemáticas es una cuestión en la que los resultados solo se consiguen a largo plazo. En cualquier caso, las decisiones que tomen hoy los alumnos y las acciones que se lleven a cabo para mejorar la educación y el gusto por la ciencia y la tecnología se dejarán notar en solo unos años.